Bishop: Happy Easter, Alleluia, Alleluia!

by Bishop Joensen | April 10, 2023

Dear Priests, Deacons, Religious Sisters and Brothers, and Members of the Faithful,

From Passion Sunday through the Sacred Triduum and Easter Sunday, the Scriptures identify a host of characters. There’s the beloved disciple, Judas, Peter, Caiphas and Pontius Pilate, the women of Jerusalem, the centurion, the Blessed Mother, the thieves crucified with Jesus, Mary Magdalene and the women who remained close at Calvary and at the tomb, the angels who announced he was risen, and the disciples heading to Emmaus. These persons alternately oppose or accompany Jesus in the drama of his Passion and Resurrection.  

In our inspired imagination, we can infer there were countless others who performed supporting roles. Think about those who attended table in the Cenacle and provided the water and the towels with which Our Lord washed feet, or the men and women who kept vigil while Jesus was kept in prison overnight. Consider those who helped carry Jesus’ body and prepare the tomb with Joseph of Arimathea, or those who gathered traces of his blood, the crown of thorns and wood of the cross. Don’t forget those who were present with the apostles in the room where Jesus appeared more than once. These unheralded servants may not be identified by the inspired authors, but they were essential participants and privileged witnesses to the mystery of salvation appearing in their midst.  

Moved by our baptismal faith, we perform acts of service and fraternal charity, perhaps in marriage as spouses and parents, as extended and adopted family members, as parishioners, community leaders or volunteers. We may not often be recognized or given accolades for the many forms of service we perform. Yet, through our supportive presence, we cultivate human connections by sharing God’s grace with others. We sow seeds of trust and a sense of belonging from which love grows and loneliness is diminished. We, too, are given intimate access to the presence and power of the suffering and Risen Christ in the lives of the people we engage. 

These moments, big and small, are among the many ways we announce to others, “He lives! Death has been conquered! Peace is his gift to you!”  

I encourage you, in your own way, to continue sowing God’s Spirit by intentionally looking for chances to invite others into community, by personal witness to Christ’s activity in our lives, and charitable service to others. In these encounters, we share God’s presence, healing compassion and peace in our broken world. 

May the joy of Easter spark in our hearts a deeper sense of wonder, devotion, and affectionate regard for those whom God has placed on the path where Jesus goes before us to Galilee and to his Father.

Happy Easter, Alleluia, Alleluia!

+William M. Joensen

Bishop of Des Moines

 

Desde el Domingo de la Pasión y a través del Sagrado Triduo y el Domingo de Pascua, las Escrituras identifican a varios personajes. Están el discípulo amado, Judas, Pedro, Caifás y Poncio Pilato, las mujeres de Jerusalén, el centurión, la Santísima Madre, los ladrones crucificados con Jesús, María Magdalena y las mujeres que permanecieron cerca en el Calvario y en la tumba, los ángeles que anunciaron que había resucitado y los discípulos en camino a Emaús. Estas personas alternativamente se oponen o acompañan a Jesús en el drama de su Pasión y Resurrección.

En nuestra imaginación inspirada, podemos deducir que hay innumerables personajes que llevaron a cabo papeles secundarios. Pensemos en aquellos que atendieron la mesa en el Cenáculo y trajeron las toallas y el agua con que Nuestro Señor hizo el lavatorio de pies, o los hombre y mujeres que se mantuvieron en vigilia mientras Jesús estaba en prisión durante la noche. Consideremos a quienes ayudaron a cargar el cuerpo de Jesús y a preparar la tumba con José de Arimatea, o aquellos que recolectaron trazos de su sangre, la corona de espinas o los maderos de la cruz. No olvidemos a aquellos que estuvieron presentes con los apóstoles en el salón cuando Jesús se les apareció en más de una ocasión. Esos servidores sin nombre pueden no haber sido identificados por los autores inspirados, pero fueron participantes esenciales y testigos privilegiados del misterio de salvación llevándose a cabo entre ellos.

Motivados por nuestra fe bautismal, hacemos actos de servicio y de caridad fraternal, quizás en el matrimonio como esposos y padres, con miembros de familia extendida o adoptada, como miembros de la parroquia, líderes comunitarios o voluntarios. Podemos no ser reconocidos ni recibir agradecimientos por las muchas formas de servicio que ofrecemos. Aun así, por medio de nuestra constante presencia, cultivamos conexiones humanas compartiendo la gracia de Dios con los demás. Sembramos las semillas de confianza y un sentido de pertenencia del cual nace el amor y la soledad se disminuye. Nosotros también recibimos un acceso íntimo a la presencia y poder del Cristo en su sufrimiento y en su Resurrección en las vidas de las personas con quienes nos encontramos.

Estos momentos, grandes y pequeños, están entre las muchas formas en que anunciamos a los demás, “¡Está vivo! ¡Ha conquistado la muerte! ¡La Paz es su regalo para ti!”

Les exhorto a que, en su propio estilo, sigan sembrando el Espíritu de Dios buscando intencionalmente oportunidades que inviten a los demás a la comunidad, dando testimonio personal de las acciones de Cristo en nuestras vidas y servicios caritativos a los demás. En estos encuentros, compartimos la presencia de Dios, su compasión que da alivio y la paz en un mundo roto.

Que el gozo de la Pascua despierte en sus corazones un sentido más profundo de maravilla, devoción y aprecio afectuoso con aquellos a quien Dios ha puesto en sus caminos en donde Jesús va delante de nosotros a Galilea y a su Padre.

¡Felices Pascuas, Aleluya, Aleluya!

+William M. Joensen
Obispo de Des Moines