Todo lo Relacionado con Diáconos

by Bishop Joensen | June 23, 2025

Obispo William Joensen

Recientemente, he tenido a los diáconos en mente por varias razones. En este mes de junio, la Iglesia conmemora dos santos diáconos: Efrén de Siria y San Ferrucio, diácono y mártir de Besançon, Francia.  Proclamado como Doctor de la Iglesia, Efrén es conocido más ampliamente por la popularidad de los himnos, poemas y sermones que compuso en el Siglo IV. Eventualmente enseñó en la Escuela de Edesa, donde nació el lenguaje Siríaco. Murió mientras servía a víctimas de la plaga.

Ferrucio, más oculto a nuestro conocimiento, se dice que se convirtió al cristianismo por San Policarpo y ordenado diácono por el iluminado San Irineo de Lyon (famoso entre otras cosas por su dicho “La gloria de Dios es el humano que vive plenamente.”) Ferrucio fue enviado por Irineo a evangelizar Besançon, en donde fue decapitado por la fe durante la persecución de Severo entre el 210 y 211 A.C.

Más cerca de casa, fue mi privilegio el 6 de junio, algo así como “Día-D” (día del diácono), el ordenar a L. Stanley Mannion Asjes al diaconado para nuestra Diócesis de Des Moines en la Basílica de San Juan. En mi homilía, tejí la historia personal de vida del ahora Diácono Stan con el entendimiento de la Iglesia sobre su papel y ministerio como diácono. La escuela de su propia familia, con sus padres Kate y Dave y cinco hermanos, sigue siendo una cuna de conversión y de un profundo compromiso de fe, apuntaladas con sus intelecto y astucia como familia.

El Diácono Stan está dispuesto, de forma natural, a servir a una causa, una comunidad más grande que él mismo. Él ha sido por mucho tiempo un creyente genuino, auxiliado por la robusta comunidad de fe de la Basílica, de donde espero veamos surgir muchos más muchachos jóvenes que sigan su propio camino hacia el diaconado o el sacerdocio. Aún así no podemos asumir a la ligera mientras formaba su propio rumbo durante la juventud, su cabeza iba por delante de su corazón, indicando una pasión potencial en espera a despertar.

Pero Jesucristo, el Dios que sufre pacientemente por nosotros, está lleno de gracia y misericordia – y determinación. Su corazón está abierto, y es incansable, profundo y acogedor. Junio es también el mes de la Fiesta del Sagrado Corazón. Como lo medita el difunto Papa Francisco en su carta Delixit Nos, “Sobre el Amor Humano y Divino del Corazón de Jesucristo,” lo que Dios desea para nosotros resulta en algo inesperado y previamente desconocido que empieza a hablarnos en el corazón. Dios se abre camino por medio de conocimiento superficial y comienza a establecerse en nuestras vidas a través del corazón. “No se trata de discursos racionales que habría que llevar a la práctica, haciéndolos pasar a la vida, de modo que la afectividad y la práctica serían simplemente consecuencias … de conocimientos asegurados” (DN n. 24). 

Más aún, “Aceptar su amistad es cuestión de corazón y eso nos constituye como personas en el sentido pleno de la palabra.” El creyente “ama, adora, pide perdón y se ofrece a servir en el lugar que el Señor le da a elegir para que lo siga.” (DN n. 25). 

El Sagrado Corazón de Jesús, encarnado en el Santísimo Sacramento, manifiesta el deseo de Jesús por nuestro amir. Francisco concluye, “cuando el corazón creyente lo descubre, la respuesta que brota espontáneamente no consiste en una pesada búsqueda de sacrificios o en el mero cumplimiento de un pesado deber, es cuestión de amor” (DN n. 166).  El discípulo cuyo corazón se despierta en gozo por la cercanía a Cristo y su Espíritu con su alma misma acoge la misión de traer el amor de Cristo al mundo. Éste se siente libre para comprometer todo su ser al servicio del Reino, incluso hasta la muerte (cf. DN n. 206).

Quienes conocen al Diácono Stan Asjes, incluyendo a sus formadores, compañeros y todos a quienes ha servido en asignaturas pastorales, han dado testimonio de que es apropiadamente hospitalario y vulnerable con los demás y con una gran intencionalidad de orar por y con ellos.

El Diácono Stan no solamente guiará a los demás hacia las aguas salvadoras del bautismo en su papel de Maestro de Ceremonias como lo hizo en la Vigilia Pascual en la Catedral de San Ambrosio este pasado Sábado Santo para que yo pudiera llevar a cabo el rito sagrado; él mismo proclamará a Jesús y “descenderá a las aguas” cuando administre el Sacramento del Bautismo.

Él orará y meditará sobre la palabra de Dios y escuchará atentamente a otros cuando le compartan sus sufrimientos y amarguras, sus deseos incumplidos, para que pueda sacar a la superficie las profundidades ocultas de las Escrituras para poder promover conversaciones y renovar la esperanza por medio de sus prédicas.

Este verano, el Diácono Stan servirá a los fieles en las parroquias del Condado de Cass. Y en el próximo año académico, en la “fase de síntesis” de su formación general antes de que, esperamos, en su eventual ordenación al sacerdocio el 26 de junio del 2026, se dedique especialmente a servir a hombres quienes ellos mismos sienten el tirón en su corazón respecto a una posible vocación sacerdotal en el programa del año preparativo en el Seminario de St. Paul.

Durante este período, el ayudará a la orden sacerdotal no solamente en su ministerio sacramental en el altar, sino en ser un conducto de comunicación y caridad que responde a las necesidades del pueblo santo de Dios. Más allá de los dones y talentos personales del Diácono Stan, él compartirá mi ministerio como obispo, no aún el sacerdocio, revelando el amor del Padre como ícono de Cristo y fiel servidor promoviendo ante los demás la justicia social de una forma profética (ver Sean McKnight, Entendiendo el Diaconado (Understanding the Diaconate), págs. 38-43, 200-02).

También estoy pensando sobre los diáconos por mis entrevistas en junio con las dieciocho parejas de matrimonios y el viudo que han estado participando en la fase inicial de formación con dos años de “aspirantado” a lo que llamamos el “diaconado permanente.” Ellos han pasado por un escrutinio de sus antecedentes y cualidades personales y han dado evidencia de apoyo mutuo de los esposos y de solidez en las bases de sus matrimonios y vida familiar.

Estos hombres varían en edad de treinta hasta sesenta, representando la diversidad geográfica, étnica, y ocupacional de toda la Diócesis. Bajo la dirección general del director diocesano del diaconado, Diácono Jim Houston y del director de formación Diácono Matt Halbach, han tenido varios retiros, asistido a conferencias, y recibido formación sobre diferentes estilos de oración, incluyendo el asumir la disciplina diaria de la Iglesia rezando la Liturgia de las Horas – algunos se reúnen virtualmente todas las mañanas a las 6:30 AM. También han tomado clases remotas en inglés y español por medio de los recursos del Instituto Josefino del Diaconado, basado en Columbus, Ohio.

En sus reflexiones por escrito y en nuestras conversaciones, surgieron algunos temas en común: ellos han batallado en veces en cambiar prioridades en un nuevo balance de familia, trabajo, oración y estudio. Ellos han discernido sobre lo que necesitan dejar atrás para “hacerse más dóciles al Espíritu Santo lo que les ha permitido aceptar el yugo de la formación y de las varias demandas que el Señor tiene de ellos.” Muchos de ellos han estado alejados de los estudios por años y han visto su humildad tratando de asumir nuevos hábitos de aprendizaje y de lenguaje teológico llevando la revelación de Dios y las enseñanzas de la Iglesia a los demás.

A la vez han descubierto nuevamente que son hijos amados del Padre celestial, y están entrando más profundamente a una relación con Jesucristo, en el misterio de la vida divina de la Santísima Trinidad que habita dentro de la Iglesia. Se están convirtiendo en mejores oyentes, esposos y padres, conforme asumen una vida “más oculta” en donde el convertir toma precedencia sobre el hacer.

La dedicación de estos diecinueve aspirantes y sus esposas me han motivado e inspirado. Estaré dispuesto con gusto para presidir el rito este otoño cuando avanzarán formalmente de la fase de “aspirantado” a la fase de “candidatura” en su formación, en donde el discernimiento y el servicio tomarán un nuevo nivel de intención conforme se acerca el prospecto de ordenación al diaconado en el 2028.

Si llegan finalmente a ordenarse para servir en la Diócesis de Des Moines, estarán sujetos a mi decreto respecto al atuendo clerical de los diáconos, fechad el 9 de junio de 2025, el Memorial de San Efrén. En esta edición de Mirror tenemos un artículo que da más detalles, pero en términos generales es que, a partir del 1 de septiembre de 2027, únicamente se les permitirá a los diáconos utilizar camisas clericales grises, de modo que se les distinga de los sacerdotes en el curso de su ministerio. Estas oportunidades incluyen la celebración de ritos litúrgicos, sacramentos, preparación matrimonial, ministerio a los enfermos y vulnerables en instituciones de cuidado, enseñanza y formación de otros en la fe y ofreciendo bendiciones y encomendando a los difuntos al Señor.

Junio.  Diáconos.  Gracias, Dios, por dar a la Iglesia esta sagrada orden como una señal sacramental de servicio, un regalo del Espíritu Santo que permite a los hombres a atender especialmente las necesidades humanas y espirituales del pueblo de Dios en la Diócesis de Des Moines. Ellos construyen nuestra esperanza y confianza de que Dios está siempre cerca de nosotros, acompañándonos y atrayéndonos hacia la comunión en el corazón de Jesús, a la vida de la Santísima Trinidad.
Bishop Joensen

The Most Rev. William M. Joensen, Ph.D. was ordained and installed in 2019 as bishop of the Diocese of Des Moines. Born in 1960, Bishop Joensen completed studies at the Pontifical College Josephinum in Ohio and was ordained a priest in 1989. He earned a doctorate in philosophy at The Catholic University of America in Washington, D.C. in 2001. He has served in parishes, as spiritual director at St. Pius X Seminary in Dubuque and in a variety of roles at Loras College in Dubuque.