Trayendo Esperanza a Casa
by Bishop William Joensen | August 18, 2025
El difunto Santo Padre, Papa Francisco, en su mensaje inaugural este Año de Jubileo en donde debemos ser Peregrinos de Esperanza, señala que “la vida cristiana es un camino, que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús.”
La mención del pontífice respecto a la ‘intensidad’ me sugiere un enfoque de alma y corazón a donde las distracciones se desvanecen y que estamos verdaderamente presentes unos con los otros; sentimos que el bien que deseamos está a nuestro alcance, dentro y entre nosotros. Estos momentos de mayor intensidad activan la esperanza y nos llevan a un encuentro con Jesús a través de los demás.
Este verano les ha ofrecido a los jóvenes de nuestra Diócesis varios momentos “intensos” en fe, amistad y para que florezca la esperanza: el evento de Alabanza en el Parque; el Concierto por la Vida en donde el Padre David Michael Moses, nuestro propio Padre Max Carson y una banda compuesta solamente de sacerdotes tocaron ante un Val Air Ballroom lleno y con críticas favorables; y cada una de las diez semanas de Campamento Católico de Jóvenes en Panora.
Personalmente, un momento en particular en donde viví una intensidad prometedora del Espíritu en conexión con los jóvenes fue en el Encuentro para Adultos Jóvenes y de Líderes de Ministerio Juvenil de la Región IX que se llevó a cabo en la Arquidiócesis de Kansas City (Kansas) en julio. Noventa adultos jóvenes de (arqui)diócesis en Missouri, Iowa, Nebraska y Kansas estuvieron acompañados por un par de docenas de ministros reunidos en pequeños grupos de reflexión y conversación, oración centrada en la Eucaristía, y visionando cómo pueden ser enviados a aquellos con quienes viven, aman y sirven en sus respectivas diócesis, especialmente entre los hispanos. El tema general de la reunión, “Escucha, Enseña, Envía,” inspiró a los respectivos presentadores, coincidiendo con el Marco Pastoral Nacional para Ministerios Juveniles y de Jóvenes Adultos.
Los presentadores fueron dinámicos e inspiradores, pero fue en las conversaciones en la mesa con adultos jóvenes de nuestra propia Diócesis de Des Moines que fue una fuente especial de gracia y de esperanza para mí al oír y escuchar hablar al Espíritu en los transparentemente valientes corazones de mis compañeros de mesa. Escuché a jóvenes hombres y mujeres de hispanos de St. Anthony, Cristo Rey, Nuestra Señora de las Américas (Des Moines) y de St. Patrick (Perry) hablar de cómo algunos padres y abuelos de familia bien intencionados les formaron una imagen de Dios como alguien que está pronto a juzgar y castigar. Escuché sobre sus deseos de una mayor conexión con sus pares y su deseo de arriesgarse a dar un paso al frente para dar un audaz testimonio de su relación con Jesús.
Me inspiró la sabiduría de los participantes que reconocen que Dios a veces abre puertas y en veces las cierra – un mensaje que resonó con mi homilía en la Misa en el segundo día de nuestro encuentro. Ambos son partes de cómo nos guía Dios. La esperanza mira hacia el destino final, pero rara vez se puede distinguir y marcar a cada paso del camino. Siempre se necesita de la fe para guiar nuestra esperanza. En la fe, necesitamos seguir escuchando – a Dios y unos a otros. Es la clave para saber a quién debemos escuchar, quienes son los maestros que Dios nos envía. Porque entonces podemos ser enviados a donde Dios quiere que estemos, que enseñemos y que celebremos con aquellos que nos necesitan.
Sentí que no era simplemente el “acompañante” de estos jóvenes ungidos, sino que ellos me acompañaban a mí. Como la dulce nota que me escribió una jovencita, “Extremadamente bendecidos de tenerlo con nosotros. Ya no voy a tener miedo de acercarme a usted.” Si yo y otros de los obispos y sacerdotes podemos mostrar a nuestros jóvenes la misericordia y rostro amoroso del Padre y de su Hijo amado, entonces esa es toda la gracia por la que podemos orar.
¡Fue en verdad un fin de semana “intenso” en el mejor de los sentidos, en donde al regresar a casa, la esperanza seguramente fluirá de nuestros jóvenes con una mayor pasión y compromiso para llevar a otros a una amistad con Jesús!