Una Cornucopia de Gratitud
by Bishop William Joensen | November 26, 2025
Menos de una semana antes de la Fiesta de Acción de Gracias, el 21 de noviembre, honramos a la Santísima Virgen de una forma especial al recordar el evento de su Presentación. La tradición sagrada nos dice que san Joaquín y Santa Ana, quienes no habían tenido hijos, estaban agradecidos por el nacimiento de su hija. En acción de gracias trajeron a María, de aproximadamente 3 años, al tempo en Jerusalén para consagrarla a Dios.
En su pureza, humildad y gracia, María declara plenamente un “sí” a Dios mucho antes de que el Ángel Gabriel le propusiera que fuera quien encarnara a Nuestro Salvador.
Igual que San Joaquín y Santa Ana, nos preparamos para agradecer a Dios por la vida y por las bendiciones que nos otorga directamente y por medio de los demás, por las oraciones que escucha y por su inmenso amor por nosotros con la mediación de María.
Por ustedes
Al reflexionar sobre este año pasado, es evidente una abundancia de bendiciones. Antes que nada, estoy agradecido por ustedes. Cada uno de ustedes es una bendición para sus familias, sus parroquias, su comunidad de fe. Vienen a alabar ya bendecir a Dios y a acompañarse unos a otros, en veces rebosantes de gozo y en veces con frustración, dolor y decepción. Su presencia revela su sustancial “Sí” a Dios. Hacen una pausa en el ajetreo de su día para pasar un tiempo con Jesús en Adoración, Reconciliación, Misa y otras devociones. Son pacientes con los pequeños inquietos, diligentes en guiarlos como padres o abuelos a la iglesia, y prontos a ofrecer sus manos y corazones a quienes los necesitan.
Por compartir nuestra fe
Es gratificante el observar a tantos de ustedes compartiendo activamente la fe católica con sus hijos y nietos. Ya sea por medio de la escuela parroquial, formación de fe en familia o en presencia mutua en la Misa, ustedes dan testimonio de lo que aprecian más. Su decisión de “presentar” a sus hijos para que se les bautice en el templo que es su iglesia parroquial es EL regalo más precioso para sus hijos – el regalo de la vida eterna. Esta vida se nutre recibiendo a Jesús regularmente en la Eucaristía. El padre de la iglesia primitiva, Origen, se refiere a la Eucaristía como un “símbolo de gratitud” –– y no un símbolo simplemente; él dice que después de cada oración, el pan se convierte en un “Cuerpo Sagrado”: el Cuerpo de Cristo.
La Eucaristía es nuestra acción de agradecimiento a Dios y anima nuestra gratitud hacia todo lo que Dios nos da. Un sacerdote de Minnesota, el Padre Michael Van Sloun, recuerda a una congragación que frecuentemente disfruta cantar, “Cada día es un día de acción de gracias. Dios ha sido tan bueno conmigo. Él me ha bendecido. Cada día es un día de acción de gracias. Glorifiquemos al Señor hoy.”
Por los sacerdotes internacionales y jóvenes
Estoy agradecido también con los sacerdotes internacionales que humildemente han dicho “Sí” cuando sus obispos les pidieron dejar sus hogares, sus familias y sus culturas para convertirse en servidores misioneros en una tierra que muchos de ellos nunca habían visto. En el centro de su ser tienen un profundo amor por Dios y un deseo de compartir ese amor con los demás. Hay muchos momentos cuando los sacerdotes trascienden cualquier diferencia en dialecto y ofrecen el compasivo amor y la esperanza del Señor Resucitado en formas que van más allá de las palabras.
Con el correr de los años, muchas diócesis se han enfrentado a la reducción en el número de sacerdotes nativos. No somos la excepción. Mis predecesores enfrentaron una decisión de fusionar o cerrar parroquias o de reclutar sacerdotes internacionales para mantener la celebración regular de la Misa los domingos. Yo generalmente he preferido la segunda opción, aunque seguimos discerniendo el cómo poder seguir satisfaciendo las necesidades espirituales de nuestro pueblo. Buscamos el formar y promover parroquias que son vibrantes, en donde la gente está ardiendo en su deseo de habilitarse unos a otros a encontrarse con Cristo en todas fases de nuestra vida. Me dice uno de nuestros párrocos que, al correr de los pasados cinco años, más de 1,500 personas de varias edades se han adherido a la Iglesia Católica en su parroquia. ¡Vaya evangelización!
Estoy agradecido de forma similar por el carisma especial de los sacerdotes jóvenes que despiertan la esperanza y traen su pasión y expresiones frescas de fe para abrir los corazones y las mentes de las personas al Evangelio. Ellos han dicho “sí” a ir a dondequiera que los lleve el Espíritu en nuestra Diócesis. Tres sacerdotes recientemente ordenados están asignados a Council Bluffs, uno sirve en Shenandoah y Hamburg, y uno más sirve en tres parroquias en el Condado Cass, y otros más están asignados en Perry, Carlisle y Des Moines. Tres sacerdotes recientemente ordenados sirven nuestras escuelas preparatorias católicas, con dos de ellos dedicando el pasado verano dando ministerio a los participantes en el Campamento Juvenil Católico. El gozo, la felicidad y el buen humor que irradian, junto a las hermanas religiosas que los acompañan, motivaron un número récord de participantes que consideran el llamado al sacerdocio y a la vida religiosa, a creer que su propio “sí” vocacional hacia Jesús puedes ser un portal de acceso a la plenitud de vida.
Por la Iglesia
La Iglesia Universal está agradecida enormemente por un sacerdote misionero agustino que pasó décadas sirviendo a los pobres en Chiclayo, Perú y que después dijo “Sí” a convertirse en el sucesor de San Pedro el pasado mes de mayo. El Papa León XIV está ya labrando su propio curso con la publicación de la exhortación apostólica “Dilexi Te” (Te he amado) complementando la inspiración del Papa Francisco. En su mensaje, el Papa León nos exhorta a magnificar nuestro “Sí” personal a Dios sirviendo a los demás, particularmente a los pobres. Cuando pasamos tiempo con nuestros hermanos con dificultades y pasamos tiempo con ellos, ayudándoles a cumplir sus necesidades de alimento, vivienda y cuidados médicos, nuestros corazones se encienden y percibimos la bendición que nos brinda Dios por medio de ellos. Nuestro Santo Padre sostiene “Hay que alimentar el amor y las convicciones más profundas, y eso se hace con gestos” (#119). ¡Qué agradecidos estamos por la oportunidad de ser bondadosos con alguien más, especialmente cuando se acerca el invierno y las fiestas!
Veneramos a María, a quien presentaron en el templo y dedicaron a Dios desde sus inicios. Ella siempre nos guía hacia su Hijo, quien se entregó a sí mismo como la última ofrenda en sacrificio. Santa Isabel de la Trinidad describe “sacrificio” como “amor puesto en acción.” Por parte de Dios, el sacrificio del Hijo permite que el amor actúe decisivamente por nosotros inclusive después de la muerte. Porque creemos que todos, excepto a las almas más necias, se les da la oportunidad de declarar un máximo “Sí” a Dios que eclipse cualquier “no” que hayamos dicho en la tierra. Las almas pobres se pueden convertir en almas puras capaces de cantar, celebrar y glorificar a Dios en la fiesta del banquete celestial. Con mayor razón entonces, que declaremos nuestro agradecimiento a Dios todos los días, imitando a María diciendo “Sí” a cualquier cosa que nos proponga Dios en las circunstancias y oportunidades de gracia que nos presenta.
¡Qué ustedes, sus familias, y aquellos a quienes han tenido la oportunidad de agraciar con su caridad tengan una bendecida fiesta de Acción de Gracias!